martes, 3 de mayo de 2011

La Muerte de Osama Bin Laden II


Por Luis Ammann

En la nota anterior planteamos que había dudas y confusiones en torno a la suerte de Osama Bin Laden, que se corresponden con un modo de proceder equívoco y poco cristalino. El mismo hecho de partida tiene el crédito de la demostración por la negativa: “no debe, no puede ser mentira”. Paradójicamente, se supone que el nivel con mayor capacidad de falsear los hechos -la administración pública- no puede arriesgarse en este caso porque esta en juego su prestigio. Hasta los detractores piensan que, si bien se han comprobado sus mentiras activas -caso armas químicas en Irak- como las pasivas -promesas incumplidas- en este asunto no es posible porque hay mucho en juego. Por lo tanto, queda “acordado” que ha muerto.

Se acepta entonces aunque no se hayan brindado pruebas. No hay posibilidad de verificar la muerte y habiendo desaparecido el cadáver es imposible comprobar la fecha y las circunstancias del hecho, e incluso si es que ocurrió realmente.

“Una imagen vale más que mil palabras” reza un dicho popular. En este caso, la falta del cadáver abre mil sospechas, más aún cuando las primeras fotos que difundió la televisión paquistaní fueron descalificadas por falsas.

La intromisión de un grupo armado norteamericano en otro país (Pakistán) es una violación del Derecho Internacional; a menos que admitamos -observando lo que pasa en Libia en estos momentos- que esas normas se aplican discrecionalmente. Tampoco satisface la tesis de que sea un caso de “Imperialismo por invitación” (cuando un país llama a otro a intervenir en su territorio, caso Afganistán con la URSS, en 1979, por ejemplo). Excepto, tal vez, que el gobierno de Pakistán se haya decidido a entregar a un protegido que le dificultaba negocios colaborando con Estados Unidos. En estas primeras horas, no está claro este punto.

¿Por qué no fue capturado con vida para juzgarlo normalmente de acuerdo a las normas del derecho de los EE.UU.? De haberlo hecho, los crímenes de OBL hubieran tenido una trascendencia que los tornaría imborrables de la memoria de los humanos y la condena hubiera sido casi unánime. Ahora, las especulaciones que abre su desaparición van desde que no murió sino que acordó su desaparición con los Estados Unidos –no lo decimos nosotros- hasta que fue vejado a tal punto que no se pudo mostrar su cadáver, pasando porque su muerte ocurrió hace tiempo.

¿Por qué no se mostraron las fotografías al mismo tiempo que se hacía el anuncio? Las fotografías siempre fueron manipulables y con la tecnología actual pueden serlo mucho más. La difusión tardía de cualquier documento gráfico es injustificable y le quita seriedad a lo que mostrarán.

Estados Unidos no tiene reservas de credibilidad en el mundo. En América Latina no la tuvo nunca, ni para las clases dominantes que se beneficiaban con sus negocios, pero en el resto del mundo se ha ido cayendo y con rapidez, a partir de las mentiras sobre armas químicas para intervenir y matar civiles en Irak, las torturas y vejaciones a presuntos terroristas árabes (recodemos las fotos) en diversas cárceles, que aún continúan en Guantánamo según recientes declaraciones de Amnesty Internacional.

¿Por qué van los fieles a creer que se respetó el ritual islámico? ¿Después de los agravios que se han hecho al Corán como libro sagrado, las vejaciones a las prácticas religiosas en las cárceles -hay fotos- y otras que fueron reveladas por WikyLeaks?

Si es cierto que ha muerto, ha sido el fin de un antiguo socio de los Estados Unidos, el que se atrevió a desafiarlo en su propio territorio y causó la mayor devastación y temor que hayan experimentado los estadounidenses en la última década. Tiene lógica que la inmensa mayoría de los ciudadanos experimentemos alivio, pero relativo. Es mayor el efecto simbólico que el real y es optimista suponer que este será un avance hacia la paz en el mundo. Hay más cosas que dependen del gobierno de Barack Obama que las que dependían de Bin Laden.

Si la muerte de un líder no significa el fin de un movimiento, mucho menos la desaparición física de una persona que estaba acosada aunque protegida al más alto nivel en Pakistán. Hace casi 10 años que Bin Laden -lo sostienen muchos analistas- no planeaba directamente las acciones como si ocurrió en Nairobi (Kenia) y en Tanzania en el año 1998; contra el crucero US-Cole en 2000 en Yemen; y más tarde en el ataque contra las torres gemelas y el Pentágono el 11 de septiembre de 2001. Aún siendo igual de terribles, los de España el 11 de marzo de 2004, o el 7 de julio de 2005 en Londres, no es seguro que lo tuvieran como cerebro.

La muerte de OBL no detendrá a Al Qaeda. Las características de la organización son similares a una “franquicia”, a “una marca” que se utiliza reuniendo ciertos requisitos. Acoto de paso que está tesis la sostuvimos en 2005 desde el programa “Cuadro de Situación” en Radio Nacional Clásica de Buenos Aires, Argentina y ahora tiene muchos entusiastas seguidores.

Más allá de lo anterior, salvo al principio nadie tomó como bandera a Bin Laden. Tampoco es probable que ocurra ahora. No sólo porque el rechazo al terrorismo es unánime en todos los pueblos del planeta sino porque son pocos, hay otros líderes dentro de esa minúscula porción de fanáticos religiosos y, como se ha dicho, porque no es un Movimiento. Es una marca. En todo caso, será un signo, algo como “los arcos dorados” de Mac Donald.

Ahora se vienen las películas.

Fuente: www.luisammann.com.ar

La Muerte de Osama Bin Laden


Por Luis Ammann

El periodista y sociólogo David Armano dio la noticia con estas palabras: “Barack Obama, al final de una semana marcada por las controvertidas objeciones a su nacionalidad, anunció a las 23.30 horas de ayer la muerte del terrorista más buscado, el árabe Osama Bin Laden”

Yolanda Monge, de El País, relataba la “previa” de esta forma: “En pocas ocasiones -yo desde luego no recuerdo ninguna-, la Casa Blanca ha movilizado a los periodistas que cubren al presidente para decirles que acudieran a sus puestos de trabajo o que estuvieran atentos a las receptores de televisión porque Barack Obama se disponía a hacer un anuncio importante a la nación. (…)

“Así fue. Pasadas las once y media de la noche, el presidente comparecía por fin ante la prensa en la Casa Blanca para tener otro de sus momentos históricos. Afuera, más de 25.000 personas se congregaban junto a la valla de la residencia presidencial para celebrar la muerte que todavía no había sido anunciada oficialmente. “Hoy se ha hecho justicia”, dijo el presidente. Una operación de Estados Unidos ha acabado con la vida de Osama Bin Laden en Pakistán.

(…) ”El anuncio de la captura y muerte de Bin Laden coincidía en el tiempo con el aniversario del famoso discurso de “misión cumplida” ejercido por George W. Bush a bordo del portaviones Abraham Lincoln (¿Recuerdan?“El tirano ha caído, Irak es libre”) el 1 de mayo de 2003. Ocho años después, Estados Unidos tiene la cabeza del hombre más odiado y buscado del país. La gran pregunta que toca hacerse ahora es si el cadáver del enemigo público número uno será mostrado”.

Como ya sabemos, esto último no ha ocurrido ni ocurrirá porque se anunció que hicieron desaparecer el cuerpo de modo irrecuperable.

El discurso al que se refiere Monge fue el de G. W. Bush atribuyéndose la victoria de EE.UU. sobre el Irak de Saddam Hussein. El aval que se le dio a su triunfalismo pasó a ser discutible con el tiempo. Hasta hoy, siguen como país invasor junto a sus aliados y las tropas estacionadas en aquel lugar sufren hostigamientos que causan bajas crecientes. Recordemos que el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y otros líderes mundiales cuestionaron la legalidad de la guerra, a tal punto que la credibilidad de los hombres de Washington comenzó a verse seriamente cuestionada. Y así sigue. ¿Habrá una vinculación ante el efecto inmediato y el posterior de ambos discursos? No lo sabemos.

La primera cita de esta nota -de David Armano- no hace alusión a las discusiones sobre la nacionalidad del actual presidente de modo gratuito. Llama la atención sobre lo mal que la viene pasando el presidente en la política doméstica y destaca, sin subrayarlo, que esta vez Barack Obama se apuntó una victoria decisiva. La mayor posible, pensamos nosotros.

Las palabras de Obama comenzaron así: “Esta noche puedo anunciar al pueblo estadounidense y al mundo que Estados Unidos condujo una operación que acabó con Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda, y el terrorista responsable del asesinato de miles de hombres inocentes, mujeres y niños”.

La noticia de la desaparición del mayor terrorista produce alivio, sin duda, en todos quienes condenamos la violencia; pero hubiéramos preferido que lo detuvieran y juzgaran y nos preguntamos si la organización Al Qaeda continuará actuando…en fin, varias cosas más sobre las que volveremos en otro momento.

Sobre el final el presidente y aspirante a la re-elección dejó claro que quería para sí todos los honores: “Hoy, bajo mi dirección, Estados Unidos lanzó una operación contra el complejo en Abotagad, Pakistán. Un pequeño grupo de estadounidenses llevó a cabo la operación con extraordinaria valentía y destreza. Ningún estadounidense resultó dañado. Procuraron evitar víctimas civiles. Tras un tiroteo, mataron a Osama Bin Laden y se hicieron cargo de su cadáver”.

La noticia echó tierra también sobre los errores reiterados de EE.UU. y la OTAN en Libia, en particular el asesinato del hijo y seis nietitos del dictador Khadafi, personaje controvertido pero actualmente inofensivo para el pueblo estadounidense.

Curiosamente, el crédito que se da a las palabras de Obama por parte de sus detractores tiene que ver con el enorme riesgo que corre “si no fuese verdad”. “No pueden arriesgarse a una mentira de esta magnitud, ya casi no tienen credibilidad, sería muy grave” dicen.

Un acuerdo con el antiguo socio para que desaparezca, una muerte lejana que esperaba el momento oportuno para hacerse pública o cualquier otra variante parece imposible de imaginar. Pero quedan dudas.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/Noche/historica/apta/cardiacos/elpepuint/20110502elpepuint_8/Tes