viernes, 3 de abril de 2009

4 de abril - 2 años del asesinato de Carlos Fuentealba


El 4 de abril del 2007 se ejecutaba a otro luchador social en la Argentina. En el marco de una provincia, Neuquén, que hacía gala del orden y lo correcto y cuyo gobernador se impulsaba hacia el sillón presidencial diciéndole a todo el país que estaba 100% preparado. Había elaborado una estrategia electoral de la mano de personajes que iban desde el menemísimo Jorge Asís hasta Mauricio Macri.

Un conflicto educacional que se agudizaba y se proyectaba en las rutas ponía en evidencia la trampa comunicacional que conllevaba ese proyecto político que ya había recibido cientos de denuncias por todos los rincones de la provincia en los cuales se detenía a periodistas que no coincidían con el gobierno y familias mapuches que no se retiraban “voluntariamente” de sus propias tierras permitiendo los nuevos alambrados, los nuevos atropellos. Sobisch 100% preparado, no quería dejar pasar la oportunidad para tomar una medida ejemplificadota que le sirviera de escarmiento a todos aquellos que atrevieran a cortar una calle, una ruta o bien a generar un reclamo en ejercicio del pleno derecho constitucional… Sobisch 100% preparado para matar.

Carlos Fuentealba no es sólo un docente que nos enseñó, a pesar de su propia vida, que la injusticia se volvía a enseñorear por entre nosotros como hace 33 años atrás, como en el ’55 o en la Patagonia trágica de principio del siglo pasado, o como en tantas rutas y montes del país cada vez que se ejecuta un nuevo saqueo a la integridad colectiva.

En estos días se cumple un nuevo aniversario de aquel fatídico 4 de abril en el que Carlos Fuentealba fue asesinado, no sólo por las balas de un policía asesino, sino por el poder político y policial de una provincia que le decía al resto del país que había que ordenar las cuentas, eliminar la corrupción y sacar más policía a la calle para frenar la delincuencia. Extraña forma de entender estos conceptos y asesina forma de llevarlos adelante…

Sobisch, sus entonces ministros, sus jefes policiales y tantos otros cómplices hoy siguen libres y con todos los derechos constitucionales que le quitaron de un balazo a un maestro argentino.
Hasta hoy lograron su cometido de hacer pasar dicho asesinato como el exceso de una persona de la fuerza que no supo cumplir con su deber.
De nosotros, el conjunto de la sociedad, depende lo que suceda con el futuro de todos estos responsables de un nuevo atropello al derecho humano más elemental de una nación, el derecho a la vida.

No se han salido con la suya en su intención de matar a un maestro por han multiplicado a Carlos por todos los rincones del país.

Del periodista Nestor Elias, de FM la Tribu, Troyanos del Sistema